El Papa León XIV: el cristianismo es compromiso por un mundo más justo y fraterno

El Papa León XIV recibió en audiencia a una delegación de funcionarios elegidos y personalidades civiles del Valle de Marne, diócesis de Créteil (Francia), acompañados por su obispo, Mons. Dominique Blanchet, en el marco de una peregrinación a Roma.
En su mensaje, el Santo Padre recordó que el cristianismo no puede reducirse a “una simple devoción privada”, sino que implica “una forma de vivir en sociedad imbuida del amor a Dios y al prójimo, que en Cristo ya no es un enemigo, sino un hermano”. Subrayó que la fe, cuando se vive con autenticidad, ilumina todas las dimensiones de la vida pública: la cultura, la economía, la familia, la salud, la educación y también la política.
El Pontífice reconoció las dificultades que enfrentan los cristianos en la vida política y social, especialmente en contextos donde se promueve “una laicidad malinterpretada” o donde Cristo y su Iglesia son marginados. En este sentido, advirtió sobre las presiones partidarias y las “colonizaciones ideológicas”, recordando que el verdadero líder cristiano debe tener el valor de decir “¡No, no puedo!”, cuando la verdad está en juego.
León XIV animó a los presentes a vivir sin separar su fe de su vida pública: “No está por un lado el político y por otro el cristiano, sino que está el político que, bajo la mirada de Dios y de su conciencia, vive sus compromisos y responsabilidades cristianamente”.
El Papa destacó la importancia de la doctrina social de la Iglesia, cuyos principios están en sintonía con la ley natural y, por tanto, pueden ser comprendidos incluso por no creyentes. Por eso exhortó a los funcionarios a no tener miedo de proponerla y defenderla con convicción, pues se trata de una doctrina de salvación que busca el bien de todos y la construcción de sociedades pacíficas, reconciliadas y prósperas.
Refiriéndose a los desafíos concretos que enfrenta la región del Valle de Marne —violencia, inseguridad, desempleo, precariedad y narcotráfico— el Papa insistió en que solo la caridad social y política, arraigada en Cristo, puede renovar verdaderamente las estructuras y promover el bien común.
Finalmente, León XIV encomendó a los delegados y a su país a la protección de Nuestra Señora de la Asunción, animándolos a perseverar en la esperanza y asegurándoles su bendición apostólica: “Unidos a Cristo, sus esfuerzos darán fruto y obtendrán recompensa”.