Carrulim y Superstición: una mirada Católica sobre una costumbre popular en Paraguay

Cada 1º de agosto, miles de paraguayos acuden a mercados y puestos callejeros para consumir el tradicional carrulim, una bebida a base de caña, ruda, limón y otros elementos, que según la creencia popular, ayuda a “espantar los males” y renovar las energías para el mes que comienza. Aunque esta costumbre forma parte del folklore nacional, les dejamos una invitación a discernir profundamente el trasfondo espiritual de prácticas que, si bien populares, pueden estar marcadas por la superstición.
El carrulim ha sido transmitido por generaciones como una tradición de origen guaraní-español, asociada con la purificación del cuerpo y la protección frente a enfermedades, la mala suerte o los “malos espíritus”. Sin embargo, la fe cristiana llama a poner toda confianza únicamente en Dios, no en rituales o elementos materiales como medios de salvación o protección espiritual.
En este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica (numeral 2111) es claro al afirmar: “La superstición es una desviación del culto que rendimos al verdadero Dios. Se manifiesta también en la atribución de una eficacia, en cierto modo mágica, a ciertas prácticas.” Esto incluye el uso de objetos, bebidas o fórmulas que pretenden garantizar la salud, la suerte o la protección, desplazando la confianza en la providencia divina.
Desde una perspectiva cristiana, lo que realmente purifica el alma y fortalece el espíritu no es una bebida, sino la oración, los sacramentos; especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, fundamentalmente la vida de gracia. La salud integral del ser humano (cuerpo y alma) se alcanza a través de hábitos sanos, acompañamiento médico responsable y sobre todo, una vida de fe centrada en Cristo.
Consumir carrulim como una bebida refrescante, valorando sus ingredientes naturales, no es en sí mismo algo contrario a la fe. El problema aparece cuando se le atribuyen poderes mágicos o espirituales, cuando se transforma en un “rito” que sustituye la confianza en Dios por un amuleto cultural.
Por ello, la Iglesia no condena las costumbres populares en sí, pero invita siempre a los fieles a purificar la fe de toda práctica supersticiosa, para que cada gesto de nuestra cultura esté iluminado por el Evangelio. Vivir el 1º de agosto como un tiempo de renovación interior puede ser una gran oportunidad para para acercarse a Dios con el corazón limpio y renovado.
Si deseas acercarte al Sacramento de la Reconciliación y la Santa Misa te dejamos los distintos horarios del Decanato III , en el siguiente enlace: Horarios de Confesión , Horarios de Santa Misa.
